Torre Pacheco: ¿cacería sin ley o fiesta de odio organizada?

Agárrense que vienen curvas: Torre Pacheco, Murcia, se ha convertido en el set de una película de terror distópico, sin guion de Hollywood pero con demasiado realismo para que no escueza. Hace tres noches, encapuchados vestidos de negro irrumpieron en el barrio San Antonio —hogar de una comunidad marroquí consolidada, muchos con residencia de toda la vida— con palos y botellas. Algunos lo llaman “cacería”. Y no, no es metáfora de campaña electoral.
Imagina la escena: cristales rotos, coches hechos polvo, 75 guardias civiles patrullando como si esperaran extraterrestres; y vecinos persiguiendo a inmigrantes con saña. Todo empujado por “llamamientos en redes” y mensajes ultra en Telegram. Vamos, era más fácil encontrar xenófobos que turismo rural en Murcia ese finde.
Pongamos nombres: Omar, 25 años, nacido en España, criado en Torre Pacheco. “Han venido desde fuera del municipio, a provocar…”, dice con voz entre resignada y al borde del pánico. O Fátima, médica de 30 años, que ya no vive allí pero teme por sus sobrinos: “Estoy prohibiéndoles salir… ¿cómo le exiges que se quede encerrado por miedo?”.
El asunto ya tiene movida institucional: Marlaska, ministro de Interior, ha señalado directamente a Vox y a sus discursos como catalizadores. Dice que detectaron 20 vehículos sospechosos con palos y “defensas extensibles”. Ya van ocho detenidos y patrullas fuertes para intentar evitar que esto se desmande aún más.
Y eso que aquí no ha pasado nada “grave”, según titulares. Heridos leves —como ese anciano con un ojo casi inútil— y un detenido por lanzar piedras. Pero la tensión está en el ambiente: ya hablan de rodales ultras que planean más “patrullas vecinales”. Mientras tanto, un comercio marroquí luce un cartel que reza “No hay paz para nadie”. Y no es poesía urbana.
¿Quién tiene la culpa? Hay de todo en la mezcla: un Ayuntamiento PP que justifica “hartazgo con delincuencia”; una Delegada del Gobierno que acusa a Vox de azuzar desde instituciones; y grupos antisistema organizados por redes que vinieron expresamente “a buscar pelea”. Una falla social en toda regla.
Picture this: policías con cascos, ultras con bates, inmigrantes encerrados en sus casas. Y el debate en bucle: ¿Es defensa vecinal o violencia étnica? ¿Protección contra el narco? ¿O mero xenofascismo en vena? Lo grave no es que no tengamos respuestas, sino que vamos directos hacia nuevas noches de balacera verbal y real.
Y ojo, que no se trata de “nos defendemos”. Es gente que “ha venido de fuera” buscando inmigrantes que viven allí desde hace décadas. No es conflicto local: es importado, calculado. Se está ejecutando en vivo una cacería justificada por algunos como “reacción a inseguridad”. ¡Menuda reacción!
¿La solución? Marlaska promete detenciones, más Guardia Civil, patrullas digitales y judicialización de incitaciones en redes. Pero, como bien dice la delegada: “No hay paz para nadie”. Así, literal. Mientras cuchichean sobre Vox, marroquíes corren, instituciones miran… y el caldo de odio hierve.
Resumen gourmet: barrio lleno de miedo + ultras televisivos + inmigrantes encerrados + redes radicalizadas + policía de emergencia + políticos escapando del marrón. Bienvenidos a la España de verano 2025: no hay asfalto que calme este fuego social.
Cierro con Omar: “Si te cogen solo, te machacan”. Frase que podría ser lema de aquí, y de otros sitios igual de oscuros. La pregunta es: ¿la próxima será cacería o huida masiva? Y de momento, la única certeza es que estamos en una cacería real… de derechos y convivencia.