Sánchez y su récord de altos cargos: ¡a coleccionar sueldos como cromos!

Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. No hablamos de mejorar la economía, reducir la deuda o bajar impuestos. No, hablamos de lo único que parece dominar a la perfección: engordar el Gobierno como si no hubiera un mañana. A cierre de junio, su Ejecutivo cuenta con nada menos que 811 altos cargos. ¿Te suena mucho? Es porque el año pasado ya batió récord… y ahora se ha superado. Un aplauso irónico, por favor.
Para ponerlo en perspectiva: cuando Rajoy dejó La Moncloa en 2018 había 671 altos cargos. Sánchez ha añadido 140 más. Sí, como quien colecciona cromos de fútbol, pero estos vienen con sueldo de lujo y coche oficial. Y por supuesto, pagamos todos.
El coste de esta fiesta política no es para tomárselo a broma: 54 millones de euros en sueldos en solo seis meses. ¿Y el presupuesto anual? 89,9 millones. En medio año ya han devorado más de la mitad. Pero oye, que seguro que no hay dinero para bajar el IVA de los alimentos o subir las pensiones mínimas… Prioridades.
Y no nos olvidemos de los asesores. Ese ejército invisible de confianza personal que no necesita oposición ni mérito, solo la bendición del dedo presidencial. En seis meses se han gastado 43,2 millones en este personal eventual. Presupuesto para todo el año: 79,44 millones. Ritmo de gasto: Fórmula 1.
¿Qué significa esto para el ciudadano de a pie? Básicamente, que mientras tú haces malabares para pagar la luz, la gasolina y la hipoteca, en Moncloa y ministerios varios se reparten puestos como si fueran churros un domingo de feria. Cada nuevo alto cargo trae consigo más despacho, más secretarias, más chóferes, más dietas, más tarjetas corporativas… y menos sentido común.
Pero claro, a Sánchez le encanta romper récords. Es como el Usain Bolt del despilfarro público. Solo que aquí no hay medallas de oro, sino facturas que pagamos todos. Y cuando le preguntan, se escuda en “la necesidad de un Gobierno fuerte y preparado para los retos del país”. Preparado sí, pero para engordar plantillas y nóminas.
Lo curioso es que este crecimiento descontrolado no se traduce en una administración más eficiente. Los problemas siguen: listas de espera en sanidad, falta de vivienda asequible, salarios estancados… Pero oye, tenemos más altos cargos que nunca. Seguro que eso lo arregla todo, ¿verdad?
La pregunta es: ¿hasta dónde piensa llegar? Porque si en seis meses ya ha aumentado, y el gasto vuela a este ritmo, para 2026 igual estamos celebrando el cargo número mil. ¡Sería un hito! De hecho, ya me imagino el acto oficial: Sánchez cortando una cinta roja junto a su alto cargo número mil, con canapés pagados por todos nosotros.
Esto ya no es un Gobierno: es una macroempresa de amigos, conocidos y correligionarios. La España de las oportunidades… pero solo para los que están en la agenda de contactos del presidente.
En resumen: otro récord histórico de Sánchez. Más cargos, más gasto, menos vergüenza. Y mientras tanto, el ciudadano mira, paga y calla. Porque claro, ¿quién necesita hospitales mejor equipados o educación de calidad cuando puedes tener un ejército de altos cargos con trajes caros y móviles de última generación?
Conclusión: Sánchez ha convertido La Moncloa en el mayor centro de contratación VIP del país. Y no parece que vaya a cerrar la puerta… al contrario, está buscando más sillas para que nadie se quede de pie.