Sánchez y el 'Hermano Mayor': el día que avisó a Ábalos de que su colega Koldo olía a UCO

Agárrate que vienen curvas. Resulta que Pedro “el visionario” Sánchez le dijo a José Luis Ábalos, en un aparte con más humo que una churrería, que su fiel escudero Koldo iba a ser pasto de la UCO. Así, rollo: “Mira, Pepe, tu colega va directo al calabozo deluxe, ve preparando la mochila de la dignidad, que va sin retorno”. Lo cuenta Andrea de la Torre, ex del exministro, y parece que lo hace sin anestesia.
Andrea, que ya es casi tertuliana involuntaria, se suelta y cuenta que Pedro y Ábalos tuvieron una cita secreta en plan película de espías de serie B. “Pedro le avisó antes de que la cosa explotara públicamente”, dice ella. Y claro, uno se imagina a Sánchez con gafas de sol y pinganillo, diciendo: “Te lo digo como compañero, como amigo, como líder supremo: corre.”
Y aquí viene la joya: según Andrea, Koldo decía que Sánchez lo quería “muerto”. Sí, sí, muerto... “civilmente”, aclara, que no estamos en una serie de narcos. Aunque visto lo visto, solo falta el cártel. El caso es que el pobre Koldo, según él, fue condenado a la invisibilidad política sin juicio ni defensa. Un Jedi caído del PSOE, pero sin sable, sin cargo y con un USB.
¿USB? Sí, querido lector. Porque la UCO se puso en plan geek y le pilló a Ábalos un arsenal de dispositivos: discos duros, pendrives, móviles, y hasta un USB escondido en las... en las partes íntimas de una señorita de confianza. Nivel de sofisticación: “Misión imposible versión Cuéntame”.
Y claro, ¿qué había en los USB? Cosas bonitas como audios, chats y documentitos con más pólvora que un petardo en Fallas. Andrea, la ex, asegura que ahí había de todo: desde mensajes de Pedro hasta teorías conspiranoicas, pasando por chismes internos dignos de Sálvame Deluxe. Y eso sin contar las grabaciones que Ábalos negaba y ahora dice que eran bromas privadas. ¡Bromas de 620.000 euros, qué risueño!
La UCO, mientras tanto, se toma esto como un máster de Netflix: analizó audios, cotejó voces, revisó metadatos, y dijo “esto no es un montaje, esto es lo que hay”. Pero claro, desde el PSOE, la nueva narrativa es que fue una IA que habla navarro, fuma puros y cobra mordidas. Un deepfake con DNI y tarjeta del Senado.
Pero vamos a lo importante: Pedro sabía. Andrea dice que sí, que le avisó. La UCO dice que sí, que estaba al tanto. Y el PSOE dice que “uy, qué susto, ¿eso salió en prensa?”. El caso es que a Ábalos lo defenestraron con más elegancia que a un portero de discoteca: ni ruedas de prensa ni honores, solo una patada digital y un “ya si eso hablamos”.
Mientras tanto, Feijóo y Ayuso montan castillos en Bruselas y piden cabezas como quien pide tapas. El PP dice que esto fue una conspiración interna para tapar la porquería con billetes de subvención, y que si Ferraz hablara, temblaría hasta Puigdemont. ¿Pruebas? Bueno, tienen fe, como en las procesiones.
Y así seguimos: Ábalos, en su casa, preparando una biografía que va a ser más esperada que el nuevo disco de Rosalía. Koldo, abrazado a su carpeta del Supremo. Sánchez, haciendo yoga institucional. Y tú, como siempre, flipando. Porque España no decepciona: aquí los políticos no dimiten, se evaporan.
La semana que viene toca nueva entrega: Ábalos declara. Y quién sabe, igual dice que todo fue un mal sueño y que el USB lo metió la IA para fastidiarle el finde. No lo descartes. Esto es política 5G: rápida, sucia y con mucha nube.