Reflexiones de alguien que aún quiere creer en la política... pero cada día lo ponen más difícil.

Hola. Me llamo como tú quieras imaginarte, porque aquí lo que importa no es quién escribe, sino lo que se dice. Y si has llegado hasta aquí, supongo que compartimos algo en común: una mezcla entre interés, desconcierto y, por qué no decirlo, cierta desesperación por entender qué demonios está pasando en la política española.
Este blog nace del hartazgo. Pero no ese hartazgo vago de barra de bar o de “el país se va al garete” con el primer café del lunes. No. Es un hartazgo informado, razonado, con horas de lectura, comparativas entre medios, análisis de declaraciones, contrastes con leyes que nadie lee y una buena dosis de incredulidad.
¿Por qué escribo esto?
Porque todos los días me despierto con titulares que parecen sacados de una distopía escrita a medias entre Kafka y Berlanga. Porque los debates ya no son debates, sino batallas campales con sonrisa de telediario. Porque los pactos se firman con la mano y se rompen con el tuit. Y porque me niego a que el ruido apague la razón.
Aquí no vas a encontrar análisis académicos ni lenguaje técnico. Este blog no pretende ser El País ni Libertad Digital, ni una copia con pretensiones de ninguno de ellos. Esto va de mirar la realidad como es, o al menos como la veo yo, con un poco de ironía, bastante sentido crítico, y cero servilismos. Si algo me molesta lo diré, venga del color que venga. Porque sí, querido lector: aquí no hay equipo fijo. Solo principios, y esos no los cambia ni una subida del CIS.
¿Qué puedes esperar de este blog?
Pues cada día (o casi) escribiré mi opinión sobre lo que esté marcando la agenda política. No esperes objetividad total —la objetividad es un mito moderno—, pero sí honestidad. Trataré temas del Congreso, del Gobierno, de la oposición, de Europa, de lo que se cuece en los despachos y de lo que no sale en los medios. Y si algún día me da por hablar del silencio de los corderos en el Senado, pues también.
A veces me explayaré. Otras veces bastará con un párrafo y una ceja levantada. Pero siempre será contenido sincero. Y si tú también piensas que en este país hay muchas cosas que no cuadran, que se dice una cosa y se hace la contraria, que hay políticos con discursos de TikTok y promesas de temporada… entonces este blog también es tuyo "deja tu opinión en los comentarios".
¿Se puede opinar sin insultar?
Sí. Aunque en Twitter (X) parezca ciencia ficción. Aquí se puede discrepar con respeto, ironizar sin ofender, criticar sin deshumanizar. El humor es un arma poderosa y el pensamiento crítico, más aún.
Así que, si te gusta reflexionar, cabrearte con motivo, o reírte del esperpento político sin perder la esperanza de que todo pueda mejorar… este es tu sitio.