Pumpido se estrena limpiando trapos sucios: 'legaliza' la amnistía que le compró la investidura a Sánchez

Bueno, bueno… El Tribunal Constitucional, bajo la batuta de Pumpido (alias “el notario del guion oficial”), acaba de reinventar el truco viejo: “Si no está prohibido, es que está bien”. Se reúnen seis magistrados —de la rama “progre” según el manual de instrucciones— y pum: amnistía legalizada. ¿Para qué 30 días de debate cuando con tres cafés y un tuit vale?
Y atención: todo esto para justificar que esa norma tan mona que facilitó la investidura de Sánchez, esa misma que se sacó del chistera para contentar a independentistas, ahora resulta que es “constitucional, legítima y razonable” según el tribunal. Vamos, que cuando el rodillo aprieta, el teclado suelta tinta del tipo “interés general” y pum, borrón y cuenta nueva.
Claro, claro… Una ley que tapa delitos del procés y justifica lo injustificable se vota en un plis‑plás: cuatro votos conservadores se quejan, pero pasan al rincón de pensar, sonando tambores de “falta de deliberación”. Navarra, “esto es un paripé”, sentencian. ????
Mientras tanto, los líderes del PP —Feijóo, Ayuso, Azcón‑land— montan el numerito desde Bruselas y Madrid, tildándolo de “corrupción política”, “vergüenza democrática” y “chantaje institucional”, denunciando que se adelantó el fallo deliberadamente sin esperar al TJUE. Y claro, que la jugada vino vía Cerdán y compañía, negociando con independentistas.
Pero ojo que no solo el PP chilló: Felipe González, histórico del PSOE, ya anunció que no va a volver a votarles por semejante “barrabasada”. Y no es broma, eh —un expresidente votando negativo a su propio partido. Eso sí que es dramatismo de telenovela.
Por su lado, el Gobierno y la Generalitat aplauden. Dicen que esto refuerza la convivencia, la reconciliación y que “apliquen la ley ya a Puigdemont, por favor”. Todo muy espontáneo, sin prisa.
Así que ya está: amnistía + investidura = coctel explosivo. En resumen: si no está escrito en la Constitución, podemos borrarlo. Si alguien se queja, siempre hay una partida de seis manos alzadas para decir que todo va bien.
¿Qué será lo próximo? ¿Revisar delitos medioambientales por decreto? ¿O aprovechar la misma ley para archivar facturas del famoso caso Cerdán? El guion ya está en Netflix, solo falta el tráiler.