¡Ocho millones en humo! El PSOE se autoaudita y finge sorpresa tras años de descontrol

España, ese país donde los partidos políticos se investigan a sí mismos… y fingen estar horrorizados por lo que encuentran. La última maniobra de distracción viene del PSOE, que ha encargado una auditoría interna —la primera en décadas— y ha "descubierto" irregularidades por más de 8 millones de euros.

Subvenciones sin justificar, contratos firmados sin control, chiringuitos a dedo y proyectos “fantasma” adornan un informe que debería haber provocado dimisiones inmediatas. Pero no. Aquí nadie responde. Ni responsables, ni culpables, ni siquiera una mínima autocrítica. Simplemente lo presentan como si el partido acabara de aterrizar en la Tierra y se encontrara con el desastre por primera vez.

La auditoría se centra especialmente en el periodo 2017-2021, con nombres y estructuras que ya no están, como si eso limpiara el historial. Los contratos sin respaldo y las adjudicaciones a consultoras “de confianza” se acumulan sin que nadie haya levantado la voz en su momento. ¿Dónde estaban todos esos cuadros del partido mientras el dinero se esfumaba? ¿No se daban cuenta, o no querían verlo?

Lo más grave no es solo el agujero económico, sino el agujero moral. Porque el mensaje que lanzan es claro: si ya no está el responsable, no hay responsabilidad. Y si es “dinero del partido”, tampoco hay consecuencias públicas. Como si ese dinero no viniera, al final, de las arcas públicas a través de subvenciones y financiación.

Ahora el PSOE se quiere vestir de regeneración, vendiéndonos que esta auditoría es un acto de transparencia. Pero lo que de verdad transmite es otra cosa: una enorme operación de maquillaje en un momento en que el partido necesita limpiar la cara por las urnas.

Y mientras tanto, nadie devuelve un euro. Nadie rinde cuentas ante la justicia. Se limitan a decir que lo “trasladarán” a la Comisión de Ética del partido. Como si eso sirviera de algo. Como si el problema fuera ético y no estructural.

Esto no es una auditoría, es un ensayo de teatro. El PSOE —como tantas otras veces— finge sorpresa para que nadie hable de su complicidad silenciosa. Porque esta corrupción no fue un error aislado: fue un sistema tolerado, aplaudido y alimentado mientras sirvió para mantener poder y clientelismo.

Y ahora, con los bolsillos llenos y las manos limpias (porque nadie las va a revisar), nos dicen que “hay que mirar al futuro”. Pues no. Hay que mirar al pasado. Y exigir responsabilidades reales, no cortinas de humo partidista.

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— El opinólogo