El Supremo y la retransmisión fantasma

¡Atención, atención! Última hora desde el Olimpo judicial: el Tribunal Supremo ha decidido que la declaración de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE, no será retransmitida en directo. ¿Motivo? ¡Porque sí! Bueno, en realidad porque el artículo 301 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal dice que la instrucción es secreta. Pero vamos, que si no lo dijera, seguro que se inventaban otra excusa igual de creativa.
El juez Leopoldo Puente, que parece tener más miedo a una cámara que un gato al agua, ha dicho que eso de retransmitir declaraciones es “inconciliable” con la ley. Claro, no vaya a ser que los ciudadanos vean cómo se cuecen las habichuelas judiciales. ¡Qué escándalo sería que el pueblo se enterara de algo!
Y es que, según el magistrado, ya se filtraron las tres primeras declaraciones. ¡Qué horror! ¡Filtraciones en España! ¡Eso nunca había pasado! Desde entonces, han decidido que las grabaciones no se entregan a nadie. Solo se pueden ver en el Supremo, como si fueran reliquias sagradas custodiadas por monjes togados.
Pero no nos engañemos. Esto no va de legalidades ni de proteger el proceso. Esto va de mantener el misterio, de que la política siga siendo ese culebrón que solo unos pocos entienden. Porque si la gente empieza a ver lo que pasa en los juzgados, igual se dan cuenta de que el emperador va desnudo. Y eso no interesa.
Mientras tanto, Cerdán, que parece tener alma de youtuber, quería su momento de gloria en streaming. Pero nada, se queda con las ganas. Tendrá que conformarse con salir en los titulares y en los memes de Twitter. Porque si algo nos queda claro es que en este país, la justicia es ciega... y también sorda y muda cuando le conviene.
Y así seguimos, con una justicia que se esconde tras las cortinas, unos políticos que juegan al escondite y unos ciudadanos que solo pueden mirar desde fuera, como niños pegados al escaparate de una tienda de juguetes. Pero tranquilos, que todo está bajo control. O eso dicen.
En resumen: no hay retransmisión, no hay transparencia, pero sí hay mucha, muchísima cara. Y mientras tanto, nosotros aquí, esperando el próximo capítulo de esta tragicomedia nacional. ¡Palomitas para todos!