El Gobierno y la “transparencia”: nivel jefe final del escondite europeo

En una maniobra digna de película de espías chapuceros, el Gobierno de España ha intentado hacerle un "pase torero" al Consejo de Europa ocultando los chanchullos empresariales de Begoña Gómez. Según la prensa, el Ejecutivo ha enviado un documento donde se omite deliberadamente el escándalo que rodea a la esposa de Pedro Sánchez, justo en pleno cerco judicial por tráfico de influencias.
La jugada es tan burda que cuesta creer que no haya salido del mismo departamento de propaganda que fabrica los "logros" del Gobierno. O sea: tenemos un informe para la Comisión de Venecia que habla de todo menos de lo que realmente preocupa, como si en una revisión médica te preguntaran por el colesterol y tú entregaras la receta de la abuela para croquetas.
El nivel de desvergüenza es tal que ya ni disimulan: lo llaman "informe institucional", pero en realidad es una versión oficial del "aquí no ha pasado nada". Lo de Begoña Gómez no aparece, como si hubiera sido un mal sueño colectivo. Claro, en el país de las portadas rotativas y las causas archivadas exprés, ¿qué es una omisión más?
Y mientras el Gobierno juega al escondite con Europa, los jueces en España aprietan las tuercas. El cerco judicial se estrecha, y los palmeros de Moncloa ya no saben si aplaudir o salir corriendo. ¿Hasta cuándo podrán mantener la farsa?
Pero que nadie se equivoque: esto no es solo un capítulo más del culebrón nacional. Es una muestra descarada de cómo se intenta manipular la imagen internacional de un país a costa de la verdad. Y todo para proteger a una “primera dama” sin cargo, pero con mucho poder entre bastidores.
Europa no es tonta. Y los ciudadanos, menos. El tiempo del “todo vale” está llegando a su fin. Aunque Sánchez y los suyos se resistan a bajarse del pedestal, la realidad ya ha sacado el megáfono.
Moraleja: cuando escondes la basura bajo la alfombra, tarde o temprano alguien tropieza. Y en este caso, puede que sea toda Moncloa.