El Gobierno valenciano en versión Ikea: desmonta, monta y remonta con Mazón al mando

Atención, ciudadanos de la Comunidad Valenciana: el president Carlos Mazón ha decidido que su Gobierno autonómico necesita otra remodelación. Sí, otra. Como si la Generalitat fuese una especie de mueble de Ikea que se desmonta y se vuelve a montar cada tres meses, solo que aquí no hay manual de instrucciones, ni tornillo Allen, ni paciencia ciudadana.
Dicen que lo hace para "agotar la legislatura". Claro, porque nada dice estabilidad como ir cambiando consellers a la velocidad con la que un adolescente cambia de foto de perfil. Mientras tanto, Tellado desde Madrid le da palmaditas en la espalda, cual padrino satisfecho con su ahijado político. Qué tranquilidad nos da saber que el verdadero proyecto político es que no se caiga el chiringuito antes de 2027.
¿Y de qué va la cosa? Pues de lo de siempre: recolocar a los amigos, ajustar equilibrios internos, premiar lealtades, quitar a los que molestan y poner a los que sonríen en las fotos. El currículum aquí importa lo mismo que el botón de "acepto cookies": todos lo pulsamos, nadie lo lee.
Lo más gracioso es que la excusa oficial siempre es la misma: "mejorar la gestión". ¿Gestión de qué? ¿De cuántos despachos hacen falta para tomar una decisión? ¿De cuántas dietas se pueden cobrar en un mes? Porque de mejorar la vida de los valencianos, poco se habla. Aquí lo que se mejora es la red de contactos y la agenda de cenas.
Y claro, mientras Mazón juega al Tetris con los cargos, la oposición aplaude desde la otra esquina. PSOE y Compromís sacan pecho diciendo que ellos lo harían mejor... pero se les olvida que cuando estuvieron en el poder también se especializaron en remodelar consejerías como quien cambia de chaqueta. En fin, que en España la memoria política dura menos que un helado al sol en agosto.
Los valencianos, por su parte, seguimos con nuestros problemas de verdad: listas de espera en sanidad, falta de profesores en educación, transporte público que parece de otra época y un precio de la vivienda que se ríe en nuestra cara. Pero todo eso puede esperar, que ahora lo urgente es recolocar a Fulano en Turismo y a Mengana en Cultura, no vaya a ser que se queden sin coche oficial.
Lo más irónico de todo es que Mazón dice que "busca estabilidad". Amigo, estabilidad no es cambiar de consellers cada seis meses. Estabilidad es que la gente sepa a qué atenerse, que no vivamos en un eterno casting de reality político. Pero claro, eso no vende titulares ni asegura que los de arriba sigan cómodamente sentados en sus sillones.
Así que nada, aquí estamos otra vez: un Gobierno que se recompone a sí mismo como Frankenstein, con piezas sueltas que no encajan pero que se cosen a base de sueldos públicos. Y Tellado, desde Madrid, bendiciendo la jugada con una sonrisa cómplice. Los valencianos, mientras tanto, nos quedamos mirando como quien ve pasar una carroza en las Fallas: mucho ruido, mucho fuego artificial... y al final solo queda humo.
Conclusión: Mazón no quiere agotar la legislatura. Mazón quiere agotar nuestra paciencia. Y con tanto cambio de sillones, lo único que se agota de verdad es el presupuesto.
La Generalitat, versión Ikea: se monta y desmonta, pero nunca sobra una pieza. Porque aquí, señores, todas las piezas cobran.